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¡Eres lo que comes! Creo firmemente en que todos los alimentos que consumimos y nuestro estilo de vida tienen una relación directa con nuestro estado de salud.
Supongamos que somos un edificio, para que éste sea fuerte y resistente necesita materiales de buena calidad, lo mismo pasa con nuestro cuerpo, nuestras células son construidas y regeneradas de acuerdo con los nutrientes que le proporcionamos. ¿Qué hay en tu plato?
El primer paso es reducir la comida procesada y aumentar el consumo de alimentos de buena calidad para darle a tu cuerpo todo el combustible que necesita.
¡Te sorprendería lo deliciosos que son mis platillos, de eso me encargo yo!
Estudié la licenciatura en Nutrición, Diplomado en Nutrición Clínica y Maestría en Obesidad y Síndrome Metabólico en la Universidad Modelo de Mérida.
Al iniciar mi vida laboral experimenté que nuestros estilos de vida se van modificando con lo que vivimos en el día a día, nos adaptamos a los cambios, creamos rutinas y modificamos nuestra alimentación.
Cuando empecé a vivir con mi pareja, comencé a crear una nueva rutina, con el cambio supe que era un momento clave para mejorar o reforzar mis hábitos de vida y ser una persona más saludable y con más energía.
Observar cómo los bosques y selvas se reducen velozmente y como están alterando el clima y, en consecuencia, nuestra salud, me ha hecho cuestionar si la manera en que la vivimos es la correcta.
Si no modificamos nuestros hábitos hoy, qué legado le dejaremos a las futuras generaciones. La ciencia lo confirma, en unos años nuestro planeta dejará de ser el mismo si no hacemos algo al respecto.
Muchos lo sabemos, pero preferimos esperar a que alguien más resuelva el problema, en lugar de tomar acción y formar parte del cambio.
La forma en la que nos alimentamos favorece la pérdida de la biodiversidad, cambio climático, maltrato animal, pandemias, desarrollo de enfermedades crónicas, etc.
Cuando me di cuenta de que mi estilo de vida y alimentación, además de mejorar mi salud, pueden ser los protagonistas de algo mucho más grande que nosotros, decidí que es momento de cambiar.
Como nutrióloga estudié que la proteína de origen animal es mucho más completa que la de origen vegetal por ser de alto valor biológico.
Gracias a toda la evidencia científica, hoy sabemos que la carne NO ES LA ÚNICA MANERA, ni la forma más saludable de obtener todos los nutrientes que necesitamos
Las dietas que abusan de los alimentos de origen animal tienen un costo climático y de salud muy elevado. Los estudios más completos sobre emisiones de efecto invernadero indican que cerca de un 50% proviene de la industria de la carne y lácteos y además la ganadería industrial destruye nuestros suelos y contamina el agua. (Paul Howken, Drawdown)
Disminuir el consumo de carne y alimentos de origen animal son una forma de mejorar nuestra salud y al mismo tiempo cuidar nuestro planeta.
Incluir más vegetales en nuestra dieta y REDUCIR el consumo de grasa saturada contenida en alimentos de origen animal, siempre ha formado parte de las principales medidas para prevenir y tratar enfermedades.
Entonces, si este tipo de dieta le aporta beneficios a tu salud y al planeta, te pregunto: ¿Por qué no basar tu alimentación en alimentos de origen vegetal y reducir las cantidades de alimentos de origen animal que consumes?
La ciencia lo sustenta, es una estrategia poderosa para estar sano y fuerte mientras ayudamos a frenar el calentamiento global, por lo que además es SUSTENTABLE y SOSTENIBLE.
Estudié la evidencia científica relacionada y una vez que me di cuenta de todos los beneficios decidí comenzar poco a poco y de la mano de todos mis conocimientos como nutriología para asegurarme de cumplir con mis requerimientos energéticos y los de mi pareja.
Actualmente llevo una alimentación BASADA EN PLANTAS y mi dieta se compone en un 85% plantas y un 15% de alimentos de origen animal. Los cuales consumo en ocasiones esporádicas.
¡Y recuerda! Hay que darle la bienvenida al cambio, todo proceso de transformación lleva su tiempo y hay que saber aprender a disfrutar del recorrido, cambiar nuestra forma de pensar y empezar a actuar.
El primer paso es reducir la comida procesada y aumentar el consumo de alimentos de buena calidad para darle a tu cuerpo todo el combustible que necesita.
¡Te sorprendería lo deliciosos que son mis platillos, de eso me encargo yo!
¡Eres lo que comes! Creo firmemente en que todos los alimentos que consumimos y nuestro estilo de vida tienen una relación directa con nuestro estado de salud.
Supongamos que somos un edificio, para que éste sea fuerte y resistente necesita materiales de buena calidad, lo mismo pasa con nuestro cuerpo, nuestras células son construidas y regeneradas de acuerdo con los nutrientes que le proporcionamos. ¿Qué hay en tu plato?
Son numerosos los estudios basados en evidencia científica que demuestran que el exceso de grasa corporal produce un estado inflamatorio en el organismo, esto ocasiona liberación de sustancias que generan estrés en nuestro organismo afectando nuestro sistema inmune y ocasionando alteraciones hormonales, principalmente en la insulina y leptina, haciéndonos más susceptibles de desarrollar enfermedades como resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión, hígado graso, enfermedades intestinales, síndrome de ovario poliquístico, y algunos tipos de cáncer.
Aquella que pueda ser sostenible a largo plazo y sea cuidadosamente diseñada para ti por un nutriólogo especializado y con buena ética profesional Desconfía de aquellas dietas que aparentan hacer las cosas más fáciles o más rápido, todo proceso requiere tiempo y sobre todo de DISCIPLINA.
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