El concepto de fast food o comida rápida es uno con el que todos estamos más que familiarizados. Productos alimenticios poco saludables y de preparación rápida, creados en respuesta a las prisas de la vida moderna.
La slow food nace para contrarrestar la influencia de este hábito, promoviendo un estilo de vida y de consumo más saludable, orgánico, sostenible y, por supuesto, delicioso. Se trata de un movimiento, con propios hábitos y valores, que ha crecido en popularidad durante los últimos años.
Es muy valioso conocer las propuestas de este movimiento, cuyas prácticas parecen haberse convertido en necesidades frente a los problemas del mundo actual. Por ello, hoy te voy a contar todo lo que necesitas saber sobre el slow food, así como lo nutritivo y exquisito que es.
¿Qué es la slow food?
Podemos hablar de este concepto de acuerdo a dos perspectivas: como un movimiento (organización internacional) y como una forma de alimentación, las cuales están íntimamente relacionadas, pero no son exactamente lo mismo.
Alimentación
Para comprender la dieta slow food debemos verla como una recuperación de la alimentación tradicional, basándose en el uso de ingredientes naturales y la preparación de recetas ecológicas. Alimentos procesados son removidos para dar lugar a productos locales.
Aunque estas prácticas culinarias incitan principalmente el consumo orgánico y verde, también hacen énfasis en que la ingesta de carne es buena para la salud, siempre y cuando sea no procesada, de buena calidad y de consumo moderado.
De igual manera, se promueve la preparación casera de comidas. El mejor método de asegurar la frescura de tus ingredientes es, por supuesto, comprándolos tú mismo de productores locales y cocinándolos saludablemente.
🍽️ Si bien la idea de ‘dieta’ está comúnmente atribuida a la exclusión de grasas y azúcares con el fin de bajar de peso, la palabra en su sentido más puro refiere a los alimentos que consumimos todos los días.
Las prácticas que la slow food imparte no se basan en la prohibición estricta de comidas, es más una concientización sobre lo perjudicial que puede llegar a ser para el cuerpo el consumo tan frecuente de la comida rápida y el ultra-procesamiento de alimentos. Al mismo tiempo, ofrece deliciosas alternativas que nutren y recuperan el gozo natural de la comida.
Movimiento
El movimiento contra la comida rápida nació en Roma, Italia durante el año 1986, cuando el actiivista y periodista Carlo Petrini protestó contra la apertura de un restaurante de la cadena McDonald’s junto a la Plaza de España.
Luchando contra la desaparición de tradiciones culinarias locales, cada vez más gente se fue organizando para tomar acción. Esto dio lugar a la organización sin fines de lucro llamada Slow Food, la cual actualmente se ha desarrollado como un gigante internacional.
Slow Food actualmente ejerce acciones de concientización político-social en más de 160 países, funcionando bajo una estructura de red que se conecta con las comunidades locales de las regiones. Sus misiones incluyen:
- Cuidar la diversidad cultural-biológica.
- Fomentar el consumo de comida limpia y sana.
- Apoyar la producción local de alimentos.
- Instaurar prácticas de sustentabilidad para el planeta.
- Promover un estilo de vida ecológico.
- Recuperar el disfrute de la comida y convivencia.
¿Qué valores promueve la slow food?
Como es evidente, la slow food se caracteriza por un fuerte fondo ideológico. Su nombre no es sólo un oposición lingüística contra la comida rápida, sino que también hace referencia a uno de sus valores principales: comer lento.
El movimiento desea combatirlos apuros de la vida actual. La necesidad de estar siempre en movimiento ha desmantelado el disfrute de la comida– su preparación calmada y el tiempo apropiado para saborear las texturas y sensaciones.
La convivencia es el escenario ideal para comer: alejarse de los aparatos electrónicos y las distracciones, con el propósito de, en cambio, conversar e interactuar con la familia y amigos. Esto incluye también masticar despacio, tanto para el gozo como para una mejor digestión.
El cultivo local de alimentos es igualmente foco principal del movimiento. La slow food busca apoyar a productores de ingredientes ecológicos y limpios, quienes cada vez enfrentan más desplazamiento por las grandes fábricas enfocadas en cantidad sobre calidad.
¿Cuáles son algunos ejemplos de platillos slow food?
Ya aprendimos sobre la preparación verde de la slow food. Ahora, ¿qué recetas puedes preparar que sean saludables, orgánicas y deliciosas? Aquí te digo que es muy sencillo: la dieta slow food actualmente cuenta con muchísimas opciones.
La popularidad de este movimiento ha facilitado el acceso a productos locales y recetas tradicionales, así como también ha generado una ola de nuevas preparaciones para experimentar. Desde ensaladas hasta burritos, te comparto una colección de sencillas recetas para que comas lento.
🍴 ¡Volvamos a disfrutar de la comida saludable!